Con las tareas urgentes que deben atender los agricultores en las operaciones intensivas de la producción de hortalizas; por ejemplo, elegir la preparación correcta de la tierra, las tasas de semilla, fertilizante y riego, los tiempos; así como garantizar suficiente mano de obra agrícola, es fácil que la salud del suelo pase a segundo plano.
Aun así, es importante tomarse el tiempo para atender este asunto con seriedad. Sorprendentemente, la calidad del suelo tiene una gran influencia sobre la producción básica de cultivos a corto y largo plazo: en los ciclos y la transformación de nutrientes, mejoras en la agregación del suelo, aumento en la infiltración del agua, rendimiento de los cultivos, reducción de la formación de costras en el suelo, mejor viabilidad del suelo, y más.
¿Cómo influyen las modificaciones sobre la salud del suelo?
Sabemos que agregar carbono al suelo aumenta la biomasa y la actividad microbiana, pero, ¿qué tanto carbono necesita el suelo? Además, ¿con qué frecuencia se debe agregar carbono, y en qué forma, para mejorar la salud del suelo? Estas preguntas deben ser difíciles de responder.
El Dr. Eric Brennan, un investigador del USDA en Salinas, California se está encargando de responder estas preguntas en un estudio continuo y a largo plazo.
Brennan y su equipo están comparando cómo influyen las diferentes modificaciones del suelo en la producción de cultivos vegetales, sobre la salud general del suelo. A un grupo de parcelas nunca se les aplicó composta, pero tienen un cultivo de cobertura una vez cada 4 años.
Después de 6 años en rotación anual con lechuga seguida de brócoli, estas parcelas tuvieron una reducción promedio del carbono de la biomasa microbiana del suelo (una medida del tamaño de la población microbiana del suelo).
Sin embargo, aplicar composta cada año además de tener un cultivo de cobertura cada 4 años, ofrecieron un modesto aumento de la biomasa microbiana; y, como era de esperarse, agregar composta y un cultivo de cobertura cada año aumentó enormemente el carbono de la biomasa microbiana durante los siguientes 6 años.
El equipo concluyó que los frecuentes cultivos de cobertura ofrecieron los resultados más satisfactorios en cuanto a la salud del suelo. Estos datos a largo plazo indican claramente que el uso de composta y de cultivos de cobertura benefician a la comunidad microbiana del suelo.
La salud del suelo puede reducir las enfermedades
Los beneficios del aumento de la actividad microbiana en el suelo no se pueden ver con facilidad, debido a que pueden ser bastante sutiles y con muchos matices. Por ejemplo, los suelos se pueden volver más resistentes a enfermedades transmitidas por el suelo, al agregarles materia orgánica del suelo. El tipo de materia orgánica que se agrega al suelo es probablemente lo que hace la diferencia.
El Dr. Krishna Subbarao de la University of California, Davis, ha documentado que los residuos de cultivo de brócoli son únicos en su capacidad de crear resistencia contra la marchitación de la lechuga (lettuce drop, provocada por Sclerotinia minor) y contra la marchitación por Verticillium (provocada por Verticillium daliae).
Los mecanismos que utiliza el brócoli para esta labor son complicados, pero los cambios en la población microbiana del suelo y agregar también residuos de brócoli parece ser una gran parte de este efecto.
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