Ciudad de México, a 24 de noviembre de 2020

 

  • La prohibición del glifosato afectará en 40 por ciento la productividad de los cultivos, encarecerá los alimentos y nos aleja de la autosuficiencia alimentaria.
  • La Unión Europea y otros países no han encontrado pruebas de que el glifosato sea un peligro a la salud humana, ni al medio ambiente.
  • La posición de SEMARNAT es una “prohibición de facto” al glifosato, contraria a la instrucción del Presidente López Obrador de reducir su uso en los próximos cuatro años.

 

Este miércoles 25 de noviembre se cumple un año que la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales, SEMARNAT, basada en el “principio precautorio”, es decir, en asumir que debido a indicios de posibles daños a la salud y medio ambiente, y sin considerar la certeza científica de cientos de estudios, tomó la medida de prohibir la importación de glifosato a México, el herbicida más eficaz en el mundo y utilizado por más de 120 países.

 

Para la SEMARNAT,  ha sido irrelevante que diferentes organismos reguladores internacionales como la Agencia Europea de Sustancias Químicas, que en marzo de 2017 concluyó que “la evidencia científica disponibles no reúnen los criterios necesarios para clasificar al glifosato como cancerígeno” (https://echa.europa.eu/-/glyphosate-not-classified-as-a-carcinogen-by-echa)  ,la EPA (Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos), la EFSA, la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria, el Instituto Federal para la Evaluación de Riesgos de Alemania, la Agencia de Protección Ambiental de Nueva Zelanda y la Autoridad Australiana de Plaguicidas, NO consideren al glifosato como un peligro a la salud.

 

En este sentido, el presidente electo y vocero de la Unión Nacional de Fabricantes y Formuladores de Agroquímicos, UMFFAAC, Ing. Luis Eduardo González Cepeda, dijo que “llama la atención que con todos los estudios científicos disponibles sobre sobre el glifosato, la SEMARNAT haya decidido dejar de lado toda la información recabada por los órganos internacionales para justificar una decisión que amenaza sensiblemente al campo mexicano”.

 

El Ing. González precisó que “a pesar de que se han hecho cientos de estudios en todo el mundo y que se revisa constantemente el posible impacto que el glifosato pudiera tener en la salud humana y medio ambiente, una y otra vez la mayoría de los países reflejan en sus marcos regulatorios el hecho de que no hay suficiente evidencia que apoye una decisión de política pública para prohibir el glifosato, el herbicida más eficaz para eliminar la maleza de los cultivos y garantizar la productividad de los cultivos”.

 

El Ing. González Cepeda señaló que el objetivo de prohibir el glifosato que tienen varias dependencias oficiales, como la propia SEMARNAT, CONACYT y la Comisión Nacional para Prevenir Riesgos Sanitarios (COFEPRIS) obedece más a una “una especie de idealismo agro-político que desea el regreso a prácticas agrícolas adecuadas para pequeñas comunidades rurales, y más orientadas al autoconsumo, y que obviamente no responden a las necesidades alimentarias de un país de más de 130 millones de habitantes”.

 

Es de llamar también la atención el papel que en esta situación ha jugado la Comisión Nacional de Mejora Regulatoria, CONAMER, que siendo un órgano oficial cuyo objetivo es promover la mejora de procesos administrativos, su titular haya tomado abiertamente partido por la postura que pretende prohibir el glifosato en el país.

 

El presidente electo de la UMFFAAC advirtió sobre las consecuencias de la “prohibición de facto” al glifosato: “para poner en perspectiva el problema que enfrentamos: si queremos aumentar los costos de producción por hectárea en un 300 por ciento, si queremos disminuir la producción de alimentos en un 40% y ser más dependientes del exterior, si queremos afectar a los estados con mayores niveles de pobreza del país que producen maíz, como Chiapas, Guerrero Veracruz y Puebla, entonces la política de la SEMARNAT es la correcta”.

 

González Cepeda añadió que resulta difícil entender una política tan contradictoria del gobierno federal que, por un lado, NO prohíbe el uso del glifosato, el Presidente López Obrador da instrucciones para que durante un período de cuatro años para que se vaya reduciendo el uso gradual del herbicida, mientras se encuentran alternativas viables a su uso, y, por otro lado, SEMARNAT niega autorizaciones a su importación, estableciendo una prohibición de facto al glifosato y, en los hechos, también contradiciendo a la instrucción presidencial.

 

El presidente electo de la UMFFAAC, González Cepeda, dijo también que “ni los millones de productores agrícolas, ni los consumidores, debemos ser rehenes de decisiones que no tienen ningún fundamento científico, ni mucho menos se alinean con el objetivo del gobierno del Presidente López Obrador para lograr la autosuficiencia alimentaria”.

 

Por último, el también vocero de la UMFFAAC dijo que esperan muy pronto tener un encuentro con funcionarios de SEMARNAT y los agremiados de la Unión que preside, y que la UMFAAC está abierta a colaborar con el CONACAYT, la instancia a la que el Presidente Andrés Manuel López Obrador, le encargó la responsabilidad de coordinar los estudios para encontrar un sustituto al glifosato, para lograr un acuerdo que beneficie a productores agrícolas, al campo mexicano y a la economía nacional.