Estas acciones garantizan a los socios comerciales de México que los tomates de exportación están libres del virus.

 

Con la finalidad de mantener en control al virus rugoso del tomate (TBRFV, por sus siglas en inglés), el Servicio Nacional de Sanidad, Inocuidad y Calidad Agroalimentaria (Senasica) fortaleció las medidas de vigilancia fitosanitaria y sus regulaciones para productos de importación.

Con estas acciones garantiza a los socios comerciales que los tomates de exportación están libres de la plaga, informó el organismo de la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural.

Las acciones, implementadas desde hace más de un año, han permitido que la producción y exportación de tomate continúe en ascenso. México exportó durante el año pasado 1.6 millones toneladas de tomate fresco y 110 kilogramos de semillas de tomate, sin que se presentaran casos de presencia del virus.

En agosto de 2018, derivado de la sintomatología en algunos puntos de producción de tomate, se tomaron 30 muestras en siete invernaderos de tomate y uno de bell pepper, en los municipios de Tanhuato y Yurécuaro, Michoacán.

El 10 de septiembre de 2018, diversas muestras colectadas de Yurécuaro tuvieron resultados positivos al TBRFV. Los hallazgos positivos fueron notificados a la Organización de Protección Fitosanitaria de América del Norte (NAPPO, por sus siglas en inglés).

Inmediatamente, el Senasica estableció medidas regulatorias para la importación de semillas, material in vitro, plantas, plántulas y esquejes de jitomate, chile y berenjena, para regular establecimientos de producción de material propagativo con microinjerto o injerto e instruyó medidas fitosanitarias de bioseguridad en campo a cielo abierto e invernaderos.

Para la importación de semillas se modificaron 233 claves de combinación (34 claves de berenjena, 94 claves de tomate y 105 claves de chile), en las que se adicionó la toma de muestra para diagnóstico de este virus y ordenó la guarda custodia de mercancías y su liberación, hasta que se obtengan resultados de diagnósticos negativos.

Derivado del control de la importación, en 2018 se detectaron 22 casos de semillas importadas de tomate positivas a la plaga y durante 2019, se han registrado 97 casos positivos al virus. Estos materiales fueron destruidos o retornados al país de origen.

Entre las medidas de vigilancia fitosanitaria, técnicos del Senasica operan en 406 puntos de observación en campo para la detección del virus, de donde han tomado 283 muestras de plantas sospechosas para diagnóstico fitosanitario y de las que 67 plantas de tomate han sido dictaminadas como positivas al virus rugoso.

Derivado del número de detecciones, el Senasica emitió el oficio B00.01.01.01.01.03.-07230/2019, Circular 074 de fecha 8 de agosto de 2019, para actualizar las medidas fitosanitarias.

También, ha realizado diversas actividades de capacitación a Comités de Sanidad Vegetal y a productores, con la finalidad de que puedan aplicar medidas preventivas, detectar la plaga e implementar acciones, en caso de que se presentara en sus cultivos.

Este virus fue reportado por primera vez en 2014 en Israel y en 2016 en Kuwait y Arabia Saudita. Se transmite a través de la semilla y de manera mecánica, y puede permanecer estable durante días, meses o años.

Entre los síntomas que se observan, destaca una apariencia rugosa extrema, necrosis del pedúnculo y cáliz, hojas amarillas, tallos y hojas secos y manchas amarillas en los frutos.

La enfermedad afecta principalmente la calidad del tomate, aunque no representa ningún riesgo para el consumo humano.

México es el décimo productor de tomate a nivel mundial, con casi 3.5 millones de toneladas. Los principales países a los que llega la hortaliza mexicana son Estados Unidos, Canadá y Japón.

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