De acuerdo con el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, una organización asociativa es aquella “organización voluntaria y no remunerada de personas o grupos que establecen un vínculo explícito, con el fin de conseguir un objetivo común ”. La seguridad alimentaria puede ser ampliamente fortalecida gracias a este particular tipo de asociatividad.
En la región Mixteca alta de Oaxaca, la asociación entre agricultores con fines de producción agrícola tiene amplios antecedentes históricos y culturales. El trabajo cooperativo en esa región tiene diferentes denominaciones según la frecuencia del trabajo, la forma de pago o la finalidad. Así, además del tequio existe la gueza a través de la cual se participa en trabajos agrícolas grupales y por esta ayuda no se paga, lo único que se da es el alimento y la persona que recibe la ayuda debe ir a apoyar a otra.
Los productores que practican el trabajo asociativo confían plenamente en él, todos tienen interés en que el trabajo se haga bien porque esperan lo mismo en sus parcelas. No obstante, por diversas circunstancias (entre ellas la migración, la baja productividad, el abandono del campo y el poco involucramiento de los jóvenes en la agricultura), la riqueza de la vida asociativa de la Mixteca alta se ha ido perdiendo y con ella los espacios de sociabilidad, las redes de ayuda mutua y la convivencia intergeneracional que genera identidad y capital social.
Para contrarrestar esta situación la Sociedad de Producción Rural Ñuu Kuiñi Pueblo de Tigre y el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) brindan acompañamiento orientado a la promoción de la asociatividad entre los productores de la comunidad mixteca del municipio Magdalena Peñasco, Oaxaca.
La finalidad de promover la asociatividad es consolidar grupos de productores que identifiquen oportunidades de negocio sobre los cultivos de maíz nativo y leguminosas. La iniciativa forma parte del proyecto ‘Fortalecimiento del Acceso a Mercado para Pequeños Productores de Maíz y Leguminosas en Oaxaca, Chiapas y Campeche’ que impulsan Walmart Foundation y el CIMMYT.
Ya que la tendencia al individualismo (se ha identificado que algunos productores solo se integran a un grupo para gestionar un beneficio y después trabajan aisladamente y por su cuenta) deriva en baja rentabilidad, gestión limitada de crédito y, finalmente, mayor vulnerabilidad, los talleres a través de los que se promueve la asociatividad muestran con ejemplos cómo la acción colectiva permite que se obtengan mejores pagos y mayores beneficios por el trabajo conjunto.
En Magdalena Peñasco, por ejemplo, se logró organizar a un grupo de productores de la agencia municipal de Zaragoza. Con el acompañamiento brindado a través del proyecto de Walmart Foundation y el CIMMYT estos productores pudieron aprovechar algunos apoyos gubernamentales para establecer invernaderos de tomate. Este grupo ofrece ahora a sus integrantes facilidades para el acceso a insumos, mercados locales y externos, información y comunicación constante.
La tarea de contribuir a la concientización sobre la importancia de la asociatividad y la preservación de las prácticas organizativas mixtecas es grande. En Magdalena Peñasco actualmente se trabaja con grupos en diversas etapas de la conformación de una organización. El acompañamiento en todas las etapas es clave pues solo con perseverancia los grupos logran constatar que la acción colectiva facilita la obtención de mejores resultados productivos, de transformación, de comercialización, entre otros.
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