Todos hemos aspirado con placer el aroma de la vainilla y degustado algún postre o bebida de este fruto originario de México y que ahora se cultiva en muchas partes del mundo. Sin embargo su valor va más allá de ser aromatizante o saborizante, también tiene grandes propiedades medicinales.
Para las doctoras Leticia Cano Asseleih y Rebeca Mechaca García, ambas investigadoras del Centro de Investigaciones Tropicales de la Universidad Veracruzana(Citro), estudiar las propiedades, historia e implicaciones de la vainilla es una pasión, y fomentar su consumo y estudio, su tarea primordial.
La Xahanat (flor negra), como la llaman los pueblos totonaca, en Papantla, en donde esta orquídea encuentra su cuna, tiene un alto valor comercial por sus implicaciones en la industria alimenticia, principalmente; no obstante los pueblo originarios dan cuenta de su uso para aliviar algunos males e infundir ánimo en quien la consume.
Uno de las principales propiedades, nos indica la doctora Cano Asseleih, es que ayuda contra la depresión y la ansiedad: “uno de los efectos que han sido confirmados en estudios farmacológicos es su efecto tranquilizante y ansiolítico; estas moléculas que se encuentran en su esencia son volátiles, desde el punto de vista químico muy pequeñitas, se esparcen en el aire y si tu lo hueles llegan a tu cerebro y ahí tienen ese efecto de tranquilidad”.
Agrega que el componente principal de la vainilla es la vainillina, en un 70 por ciento, y éste componente tiene actividad antibiótica, antioxidante, antiinflamatoria y anticancerígena.
“Tiene actividad antibiótica, o sea que puede matar gérmenes patógenos en el hombre; tiene un efecto antioxidante, que estimula a que las células funcionen bien y ayuda a que se eliminen tóxicos del organismo; tiene un efecto antiinflamatorio, tiene actividad anticancerígena, es decir, que puede bajar estos compuestos que nos dañan; tiene ácido acetilsalicílico; tiene acciones analgésicas, y antipiréticas, o sea que baja las fiebres; y para las fiebres es uno de los usos que más se le da en Veracruz”, señala la investigadora Leticia Cano.
Esta especie tiene muchos componentes pero de ellos son 16 los que tienen un efecto terapéutico para la salud y todos se van sumando para potencializar sus cualidades antiinflamatorias y ansiolíticas, provocando un efecto positivo en el organismo, mejorando diversas deficiencias, sobre todo las originadas por consumo de productos químicos nocivos.
Cano Asseleih indica que la vainilla tiene un gran potencial; en el mundo se hace investigación sobre su uso medicinal, siendo los chinos los que más han abundado en ello.
“Es tanta la importancia comercial de la vainilla como saborizante y aromatizante que esto le hace sombra al aspecto medicinal y también ocurre porque los científicos no hemos hecho estudios específicos, etnobotánicos, en las diferentes regiones donde crece y en las comunidades que las usan”, señaló.
Agregó que en el Citro UV además de investigar sus cualidades antidepresivas, ansiolíticas y demás; llevan a cabo un estudio de la actividad anticancerígena aplicada a las células malignas de próstata.
DE MÉXICO, LA MEJOR DEL MUNDO
La vainilla es una orquídea blanca de gran belleza que da unos frutos que son vainas verdes que después son secadas mediante un complejo y largo procedimiento para de allí sacar la esencia.
Es la segunda especie más cara del mundo, después del azafrán, y se está pagando actualmente en 600 dólares el kilo de vainilla seca y mil pesos el kilo de vainilla verde.
Aunque es originaria de nuestro país, no somos el principal productor; de acuerdo con datos de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO 2018), México pasó de ser el mayor centro de producción de vainilla a nivel internacional, a ocupar el quinto lugar con 4.97% del volumen neto anual; lideran el mercado Indonesia, con el 34.93%; Madagascar, 31.81%; China, 11.63%, y Nueva Guinea con el 6.97%.
En el país Veracruz se mantiene como el principal productor con 70% del volumen nacional; Puebla y Oaxaca aportan 29% de la producción y de ahí en menor escala le siguen San Luis Potosí, Hidalgo, Chiapas y Quintana Roo.
“Perdimos el volumen de producción porque muchos países producen más que nosotros y la exportan, pero lo que no hemos perdido es la calidad, la de la vainilla mexicana está catalogada como la mejor del mundo y eso es algo que todavía no perdemos y que debemos aprovechar para que las personas sigan cultivando vainilla, y ante la crisis que se enfrenta por la pandemia, cultivos como éste que tienen un valor agregado son prometedores”, señaló la doctora Rebeca Menchaca.
Agrega que la vainilla es muy importante porque ha sido considerada como una especie con valor biocultural, es decir, una planta con gran diversidad biológica pero que también está asociada a una cultura y lengua original, en este caso la Totonaca; de Papantla llegó a decirse que era la ciudad que perfumaba al mundo, aunque cada vez son menos los productores que le apuestan a este cultivo.
“Es un cultivo prometedor, pero hay que tener mucha capacitación para saberlo hacer, para no generar robos, para que no se siembren especies que no son del cultivo; hay que apoyar mucho a los productores para que sepan que están cultivando la especie correcta y que tengan un valor económico alternativo”, agregó Menchaca García.
El cultivo de la vainilla es un proceso largo y artesanal, cada flor se politiza de manera manual durante las pocas horas que la flor sea abre en el día; una vez concluida la polinización se debe esperar nueve meses para poder disponer de la vaina; muchos productores se ven tentados a cortarla antes de tiempo y venderla a “coyotes”; sin embargo se sacrifica la calidad del aromático.
“Es bastante tardado, mucho trabajo, cuidarlo, esperar los nueve meses, y no muchos productores lo saben secar así que la venden para que otras empresas hagan ese secado y la exporten; muchos productores prefieren mejor abandonar ese cultivo y estos terminan convirtiéndose en pastizales; en el Totonacapan ha permanecido porque es un símbolo cultural, las personas tienen un apego a ella”, indica la doctora Rebeca Menchaca.
Comentarios recientes