La tonelada de maíz blanco subirá el siguiente año, pero cuando mucho impactaría en el precio del kilogramo de la tortilla en 30 centavos y no en dos pesos, como lo señalan algunos tortilleros y productores del cereal, advirtió Bosco de la Vega Valladolid, presidente del Consejo Nacional Agropecuario (CNA), al hablar de las especulaciones del incremento a este alimento.
De acuerdo a la información manejada por el periódico El Universal, medio al que Bosco de la Vega dio esta declaración, el mercado actualmente no tiene tantas presiones para pensar en aumentar el costo de la tortilla hasta en dos pesos o más.
El líder de los agroproductores y agroindustriales del país puntualizó que el incremento esperado a la tonelada de maíz se espera que sea de 600 a 700 pesos por tonelada, costo que se reflejaría en el precio de la tortilla hasta en unos 30 centavos.
Sin embargo, tal incremento no impactaría en el grano para subir la tortilla hasta en dos pesos por kilogramo “no coincide con la realidad de los precios de maíz blanco que se produce, porque habrá que ver los impactos del precio del gas, la mano de obra y el aumento salarial”, dijo Bosco.
EL DATO
El incremento esperado a la tonelada de maíz se espera que sea de 600 a 700 pesos el siguiente año, costo que se reflejaría en el precio de la tortilla hasta en unos 30 centavos y no en dos pesos, como pretenden algunos molineros, dice Bosco de la Vega, presidente del CNA.
Luego agregó que por lo pronto existe suficiente cantidad de grano en el país porque aún hay excedentes de maíz blanco, ya que Sinaloa produce 6 millones de toneladas, grano con el que los molineros elaboran la tortilla.
Por eso, como no hay apoyos oficiales a la comercialización, cada región o zona hará su “propia bolsa de Chicago” y venderá el maíz a como mejor le convenga, ya que recordó que desde hace dos años el campo vive una embestida con la desaparición de programas de gobierno.
Y añadió que además se emitió una normatividad de etiquetado de alimentos que sataniza comida y bebidas no alcohólicas, además de prohibirse la importación de glifosato, lo que incidirá en una reducción de entre el 30% y 35% en la producción de granos y oleaginosas.
Luego señaló lo que ha mencionado en los últimos meses: “Están desmantelando al campo” con decisiones contradictorias de la autoridad, para después apuntar que hay posiciones radicales que son un “freno de mano” hacer quitarle competitividad al campo.
Luego apuntó que si a los agroproductores no les dan herramientas para competir, “vamos a ser un país dependiente”, exitoso en lo hortícola, pero perdedor en granos y oleaginosas y añadió que no se ven impactos en los precios de los alimentos, pero México será menos competitivo y dependiente de los agroalimentos de otros países.
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