En articulación con productores, especialistas del INTA Reconquista –Santa Fe– y del Instituto de Genética del INTA caracterizaron colmenas que, en forma natural, presentan tolerancia a la varroa. La información técnica obtenida contribuye al diseño de una estrategia de control integrado contra el ácaro, que podría reducir el uso de acaricidas.


La Red de Tolerancia a Varroa es una de las líneas de investigación del programa de Apicultura del INTA, cuyo objetivo apunta a estar en contacto con los productores a fin de facilitar la selección y multiplicación de colmenas que se destacan por presentar tolerancia a parásitos y enfermedades en condiciones a campo.

Como resultado de este trabajo, especialistas del INTA –de la Estación Experimental Agropecuaria Reconquista, Santa Fe, y del Instituto de Genética– caracterizaron colmenas que, gracias a la capacidad natural de limpiarse a sí mismas, presentan tolerancia al ácaro Varroa destructor. La información obtenida contribuye al diseño de una estrategia de control integrado contra el ácaro, que podría reducir el uso de acaricidas.

Las colmenas fueron identificadas a partir de una selección realizada en el norte santafesino. “Nuestro trabajo se basó, fundamentalmente, en tratar de rescatar ecotipos locales de abejas y de seleccionarlos año tras año con el objetivo de asegurar su supervivencia”, destacó Hernán Pietronave, especialista del INTA Reconquista.

A partir del año pasado, el grupo de investigación se amplió y se enriqueció al asociarse con el Instituto de Genética del INTA con el propósito llevar los materiales seleccionados a un sistema productivo convencional, en pos de probarlos directamente en el campo de un productor y, al mismo tiempo, generar información de la experiencia.

Luego del período de evaluación, Pietronave señaló que los niveles de varroa forética hacia fines del otoño (abril 2019) fueron aceptables durante el invierno y no necesitaron tratamientos acaricidas. “Además, las colmenas mostraron rendimientos de miel aceptables a los promedios locales”, detalló.

De acuerdo con Romina Russo, investigadora del Instituto de Genética del INTA, “las abejas de estas colmenas seleccionadas tienen la capacidad de detectar el ácaro sobre su cuerpo y, con movimientos enérgicos, logran que el parásito se desprenda y caiga al piso de la colmena; a su vez, pueden identificar a sus hermanas afectadas por el ácaro y limpiarlas usando sus mandíbulas”. Este comportamiento de limpieza por parte de las abejas recibe el nombre de acicalamiento, característica que le dio el nombre de “colmenas autolimpiantes”.

La investigadora señaló que las colmenas son evaluadas en el marco del programa de Apicultura del INTA para determinar cuáles son las particularidades de estas colmenas que las hace tolerantes al ácaro y les permite pasar el invierno sin tratamiento acaricida. “Con la información técnica, se avanza en la multiplicación de las abejas a fin de conseguir una población más saludable y mayor calidad de productos”, indicó.

En su comportamiento habitual, el ácaro se sube a la abeja melífera adulta y la pica para alimentarse de ella. Asimismo, cuando es momento de reproducirse, el ácaro se mete dentro de la celda donde se están desarrollando los estadios jóvenes de la abeja y allí funda una nueva familia de parásitos.

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